El fin de semana se presentaba malo, con fuertes vientos de Mistral, tal como anunciaban las previsiones meteorológicas. A la ida el viento nos daba a un largo, lo que nos permitió conseguir un buen promedio de 6,7 nudos; el único problema era navegar cabalgando la marejada, condiciones idóneas para diezmar la tripulación a causa del mareo.
En Sóller nos recibieron con los brazos abiertos ¡éramos los primeros en fondear desde antes de Navidad! ¡incluso nos permitieron atracar gratis!
Siguiendo el Programa establecido, tomamos el Tranvía y visitamos el Pueblo, después comimos en un Hotel de rancia solera y, finalmente, regresamos a casa después de tomar una copa en una famosa terraza del Puerto.
El regreso fué bastante duro, el viento nos venía de ceñida rabiosa. Al atravesar las latitudes del Delta arreció a F-6, con marejada, por lo que tuvimos que navegar con 2 rizos, aunque nos libramos de los rociones que no es poco ¡bastante teníamos con el frío reinante!. Los mareos de la tripulación continuaron en aumento, tuvimos que modificar el Cuadro de Guardias incrementando las frecuencias y privándonos del sueño REM; el esfuerzo para el equipo de Petrel fué considerable, pero valió la pena.
Las Prácticas de rumbos de colisión resultaron del todo acertadas: por una inexplicable razón nos encontramos con mucho tráfico de mercantes (ningún velero como sucede la mayoría de las veces), y en alguna ocasión ayudaron a tomar decisiones muy acertadas, dada la proximidad de los buques.
El ambiente a bordo fué bueno en todo momento y los 4 tripulantes, personas de distinto sexo y profesión, muy colaboradores y voluntariosos.